Desde febrero de este año, se está llevando a cabo el Programa de Formación de Profesores Jefes, organizado por la Escuela de Educadores y Directivos de la REI.
Al término de este primer semestre, Denise Ramírez, Directora de la Escuela, realiza un análisis de la senda recorrida por estos educadores en el contexto del Programa, señalando que el objetivo inicial es entregar insumos de gestión y fortalecer la identidad ignaciana. “La gran misión es esa, y aunque el contexto en algunos colegios y escuelas, en ocasiones nos ha demandado hacer cambios y adaptarnos a la realidad de cada comunidad escolar, el horizonte está muy claro: generar espacios de reflexión y diálogo entre los mismos profesores, donde se resalten las buenas prácticas y reconozcan en ellos modos de proceder que son propios de la espiritualidad ignaciana. Este Programa no busca entregar ciertos tips o resolver problemas concretos que se den en el aula. Busca que el profesor/a pueda reflexionar sobre lo que le toca enfrentar, crea en su experiencia, y desde allí construya nuevas respuestas con otros profesores”, sostiene.
También menciona lo interesante que ha sido el hecho de extrapolar las notas identitarias que entrega San Ignacio en los Ejercicios Espirituales al ámbito educativo.
Como otro fruto concreto, Denise señala que los profesores han podido tomar conciencia de la importancia del conocimiento de sí mismos. “No se puede dar lo que uno no tiene… si yo no tengo la capacidad para reflexionar, tampoco puedo intencionarlo en mis estudiantes y este Programa ha buscado azuzar, precisamente, esa dimensión en los educadores. El examen ignaciano o determinadas Anotaciones de San Ignacio, han sido herramientas concretas, al respecto. Principalmente los profesores nuevos han podido conocer y entender mejor, conceptos claves de la formación ignaciana que son de gran ayuda en el acompañamiento de sus estudiantes.
En cuanto a los desafíos que se visualizan para el Segundo Semestre, la Directora de la Escuela de Educadores comenta que es importante analizar desde la realidad de cada colegio y escuela, cuánta relevancia le dan a las entrevistas personales entre estudiantes y profesores “Es fundamental abordar cómo se dan espacios reales para que ello ocurra, y esto no necesariamente pasa por tener más horas, sino que es revisar cómo optimizar los tiempos que ya existen, por ejemplo, disminuyendo reuniones y generando más instancias de tiempo personal o diálogos pedagógicos”, dice.
Otro de los retos a enfrentar, a su juicio, será involucrar más a los equipos directivos e incluso a los mismos profesores en el diseño de las temáticas a tratar y en la integración de lo que pasa en el colegio y lo que ofrece la Escuela. “Si las temáticas no se gestionan en las Direcciones de Ciclo, el Programa pasará a ser un taller más”, asevera.
Por último, Denise señala que le gustaría dar un mensaje de esperanza a los mismos profesores jefes que son siempre una figura relevante y significativa. “Es importante que ellos vean su rol como un regalo dentro de su vocación y den una vuelta de mirada. Es una bendición estar al lado de niños y niñas, y tener la posibilidad de convertirse en alguien significativo para sus vidas. Independiente de la edad que uno tenga siempre se puede aprender; y en ese sentido, el Programa no solo les va a ayudar en términos de su función, sino que en su crecimiento como seres humanos…”. Por otra parte, cree que este tiempo exige tanto de las familias, como de los propios educadores, una mayor empatía. “Si familia y colegio persiguen lo mismo: el desarrollo sano de un niño/a en todos los ámbitos, ¿cómo no apoyarse y buscar caminos de encuentro? Los profesores son profesionales que deben recobrar la confianza en sí mismos, sin perder jamás la capacidad de diálogo y cercanía”, concluye.