Desde que comenzó el confinamiento, la Pastoral del Colegio San Ignacio El Bosque ha impulsado en su comunidad, mediante la acción y la reflexión, la idea de que la solidaridad es un valor que no solo se vive en agosto con el mes de San Alberto, sino que trasciende a este tiempo en particular. Así, en todo este período, tanto los estudiantes, las familias y sus funcionarios han sido parte de las diversas actividades de ayuda al prójimo.
«Desde el inicio de la pandemia, las dificultades, brechas e injusticia en nuestro país se han evidenciado aún más. Por ello, nuestro desafío ha sido motivar a nuestros alumnos para que este valor que es tan propio de nuestra espiritualidad no quede en confinamiento, dejándose afectar por lo que estaba pasando. Así, levantamos la consigna que la solidaridad no puede estar en cuarentena», señala Claudia Pumarino, Directora de Pastoral y Cuidado de la Persona del colegio.
En estos meses, nadie ha quedado ajeno a este llamado y en todos los niveles de aprendizaje se han impulsado diversas experiencias para vivenciarlo, desde los más pequeños del Primer Ciclo que han aprendido cómo ser solidarios en sus familias colaborando en sus casas, hasta los más grandes de IV° Medio que levantaron una campaña de recolección de dinero para las familias de los Trabajos de Fábrica 2019. Además, el Centro de Alumnos (CASI) está desarrollando su proyecto «Dóna-te» donde podrán conversar y prestar su «oreja afectiva» a abuelos de hogares de ancianos.
Ya llegando a agosto, «Mes de la Solidaridad, han querido mostrar que el Padre Hurtado no solo fue un hombre de acción que hizo mucho, sino que también rezó, reflexionó y le puso ideas al tema de la justicia. «Hemos querido que esta celebración tenga esos tres componentes mencionados, con el fin de que éste sea un tiempo para rezar, para hacer y para pensar cómo podemos colaborar con la construcción de un Chile más justo desde el uno a uno, desde la cotidianeidad, tendiendo puentes con las estructuras sociales para que puedan incidir en las personas que colaboran con la justicia», explica Claudia.
En ese contexto, se intencionaron variadas actividades y experiencias. Por destacar algunas, se elaboraron cápsulas con testimonios de alumnos, apoderados y profesores sobre el significado de la solidaridad, planteando una pregunta para la reflexión en familia. Además, levantaron la campaña «El SIEB contagia solidaridad» para reunir útiles de aseo personal para la cárcel de mujeres de San Joaquín y de San Miguel.
Finalmente, Claudia Pumarino destaca la disposición de los miembros de la comunidad para vivir este tiempo. «Los estudiantes se han dejado afectar, porque estaban ávidos de hacer algo así. Con todo esto, les hemos dado la posibilidad de que lo hagan desde distintos lugares y esferas. Es algo que ha sido muy bien recibido, porque además hemos trabajado en conjunto con las familias y funcionarios», concluye.