Inspirados en los aires de creatividad que este contexto crítico por la pandemia también ofrece, los directivos de Federación Internacional de Fe y Alegría lanzaron, virtualmente, este viernes 23 la antesala de lo que será el congreso federativo a efectuarse en el 2021 en Bogotá, Colombia.
El Movimiento de Educación Popular y Promoción Social, que nació hace 65 años en un barrio caraqueño de Venezuela, hoy en día se encuentra expandido en 22 países de todo el mundo.
Para este Congreso se propone reflexionar sobre los nuevos desafíos que para la educación popular le supone accionar en contextos de emergencia sanitaria y cuyas implicaciones también circundan por las áreas de la tecnología, la capacitación y las nuevas fronteras de exclusión que lamentablemente van apareciendo.
Carlos Fritzen, coordinador general de la Federación, explicaba al momento de la presentación que en el Congreso presencial se recopilarán reflexiones, saberes y creatividades de los educadores de Fe y Alegría a nivel global “que nos permitan seguir garantizando el derecho universal de la educación de calidad para nuestros niños, niñas y adolescentes en las nuevas fronteras de la educación popular” .
Con este lanzamiento virtual del pre congreso, este viernes 23, el jesuita enmarcaba lo que sería un ejercicio de preparación para el evento formal del próximo año que disertará sobre diversas temáticas puntuales dentro de los lineamientos generales de los retos de la educación popular en los actuales momentos.
Por su parte, Víctor Murillo, director general de Fe y Alegría Colombia, no solo le daba la bienvenida a todos los participantes “con los brazos y el corazón abiertos”, sino también puntualizaba que el Congreso servirá para reflexionar sobre el rol de la educación popular en los nuevos contextos educativos donde está la gente buena de Fe y Alegría.
Murillo alentaba a seguir construyendo la propia red de educadores y educadoras populares para seguir transformando las injusticias sociales y estructurales a través de la educación “tal cual como lo afirmaba el P. José María Vélaz”.
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