Entre el lunes 09 y el viernes 13 de agosto, 14 educadores de colegios y escuelas de la Red Educacional Ignaciana (REI) participaron en la etapa Manresa del Programa Amar es Servir, acompañados por la educadora Carola Puga y el Padre Cristian Rodríguez sj. Esta es la primera experiencia de formación REI que se realiza de manera presencial después de un largo tiempo de formación virtual, dada la pandemia.
Manresa, que se desarrolló de manera presencial en la Casa de Ejercicios en Padre Hurtado, trajo de vuelta las etapas presenciales de este programa que, por más de 13 años, ha apoyado la formación de educadores de colegios y escuelas de la REI.
Amar es Servir se desarrolla en diversas etapas diseñadas en función de los principales hitos de la vida de San Ignacio, que van desde el cambio de mirada hasta la profunda consagración al servicio del Señor en la Iglesia: Loyola, Manresa, París y Roma, cada una de ellas con una duración de una semana. Estas cuatro fases están concebidas en una dinámica de progresión y se busca que los educadores se puedan ir sintiendo acompañados y animados en su propio crecimiento como personas y formadores de otras, a su vez. En todas las etapas se realizan actividades personales y grupales que combinen la experiencia y la reflexión.
Solana Salinas, profesora del Instituto Padre Hurtado, y Víctor Ibarra, del Colegio Padre Hurtado y Juanita de Los Andes, vivieron la experiencia este año. A continuación, nos cuentan su testimonio.
Solana Salinas:
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Víctor Ibarra: «Fue un momento que, de manera particular, me llega como un regalo, pero también casi como una inflexión en mi trabajo de educador. A partir de Manresa nace la inquietud de cuán empoderado te sientes como profesor y cuánto tienes que usar ese empoderamiento. A mi edad, estoy en un periodo de mi vida donde ya puedo redirigir mi trabajo como educador y darme cuenta del poder que uno puede tener sobre otras instancias como para poder hacer cambios. Y yo creo que ahí está el gran tema: tomar esta nueva meta, planificarte para eso y empezar a proyectar los siguientes 15 años que me quedan de trabajo como una nueva forma de enfrentar la educación. Tuve aprendizajes muy profundos desde el punto de vista de cómo yo veo a mis estudiantes, jefes, equipo y colegas, y cómo creo que me ven ellos. El gran aprendizaje es darme una oportunidad, tenerme paciencia, aceptarme y, a partir de eso, planificarme para una nueva actitud, empoderada y positiva». |
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