Sin duda que estos meses de pandemia han sido difíciles, desafiantes, agotadores para todos. Pero en medio de la incertidumbre, del cansancio surgen grandes ideas que nos sacan del hastío y nos devuelven a la esperanza y nos animan a más… Es que es justamente esto lo que ocurrió en el Colegio San Ignacio Alonso Ovalle con un grupo de estudiantes de IIIº C, y 4to medio B y C, el profesor de Filosofía Alejandro Pérez y el profesor de inglés David Chamorro, quienes quisieron aprovechar las pantallas, las plataformas que ellos manejan y traspasar las fronteras para encontrarse con jóvenes del colegio Ateneo de Manila, colegio jesuita en Filipinas. Sí, tal como lees… Manila, Filipinas. 18 mil kilómetros de distancia y 12 usos horarios adelante del nuestro.
¿Pero cómo se da esto? Bueno, se trata de un intercambio de clases virtuales entre instituciones Ignacianas, por una semana, con el fin de establecer una cooperación mutua y generar vínculos formales para que en un futuro se puedan desarrollar proyectos de intercambios físicos de alumnos y profesores. El profesor David Chamorro, encargado de relaciones internacionales del San Ignacio A.O. explica; “La idea surge del interés que como Colegio tenemos de construir un sentimiento de ciudadanía global en nuestros alumnos, donde los límites no existen. Entonces, vimos que utilizando la tecnología que hemos aprendido a usar en este tiempo de pandemia podíamos establecer conexiones virtuales con otros colegios jesuitas y así, más adelante, tener la posibilidad de vivir experiencias de intercambios físicos con otras instituciones”.
Y de esta forma este proyecto se hizo realidad… El profesor David Chamorro se contactó con el Colegio Ateneo de Manila, ellos se entusiasmaron y finalmente esta semana 17 estudiantes del colegio Ateneo, entre 14 y 17 años, participaron voluntariamente y virtualmente de las clases de inglés y de filosofía de nuestro Colegio San Ignacio y compartieron con los estudiantes.
“La clase estuvo genial. Comenzó con todos los estudiantes presentándose, y conversamos acerca de lo que ellos conocían de Chile (Isla de Pascua, los pingüinos y la película de los 33 mineros) y nosotros de Filipinas (Paquiao, que comen mucho cerdo). Luego hablamos de la diferencia de horario (12 horas) y de lo contento que estaban y estábamos. Iniciamos la clase, que hice mitad en español, mitad en inglés y algunas preguntas las contestaron ellos, algunas nosotros. Al final nos sacamos una foto. ‘La verdad que ha sido una experiencia que ojalá sea el trampolín para otras”, comenta el profesor de Filosofía Alejandro Pérez quien no dudo en aceptar la invitación del profesor Chamorro y se sumó a esta iniciativa.