«Valía la pena jugársela para ofrecer una instancia de reencuentro que les permitiera a los estudiantes escucharse, verse y apoyarse para mirar con esperanza este cierre de etapa y los desafíos del futuro». Así define Pedro Kortmann, Coordinador Pastoral del IV° Ciclo del Colegio San Francisco Javier de Puerto Montt, el espíritu que los movió a invitar a su Generación 2020 a su último Encuentro con Cristo, esta vez, realizado de manera online. «Esta experiencia es parte de nuestro itinerario formativo y es valorada como hito fundante dentro del proceso de crecimiento personal y espiritual de nuestros estudiantes», agrega.
De esta forma, «Pensar a dónde voy y a qué» (EE 239) fue la consigna que enmarcó este encuentro que invitó a los estudiantes a reconocer sus más profundas motivaciones y convicciones compartiéndolas con sus compañeros para poder retroalimentarse entre pares. «La invitación fue a expresar qué nos ha pasado en este tiempo de distanciamiento y qué valoramos en los demás, que han sido compañeros de ruta por tantos años», dice Pedro.
Sobre los momentos vividos en el marco de esta experiencia, Pedro destaca que los estudiantes, en grupos de dos y tres fueron rotando y compartiendo preguntas respecto al contexto actual del país, expresando sus intereses y opiniones. Luego, en grupos pequeños fueron invitados a dibujarse, compartiendo con los demás lo que valoraba de cada compañero. Finalmente, los estudiantes de 1° básico junto a sus profesoras jefes prepararon un video a modo de despedida.
«La experiencia de Encuentro con Cristo no solo pone a Cristo como centro de la conversación, sino que busca ir al encuentro del otro, reconociendo el rostro de Cristo en el compañero, con quien, en este caso, ellos no hablaban hace tiempo. Fue clave invitar a los estudiantes a valorar esa expresión de amor de Dios en la fraternidad y la amistad de los lazos que forjaron durante su etapa escolar», reflexiona.
Franco Villarroel, estudiante de IV° Medio, cuenta que este último Encuentro con Cristo era distinto a todos al saber que sería el último, pero no la última instancia que tendría con compañeros y docentes.
«Cuesta decir adiós a las cosas que uno quiere, pero con la disposición de compañeros y docentes logramos que una actividad que ya era especial no perdiera la magia. Estas experiencias, que eran anuales, siempre me marcaron mucho, ya que podía desarrollar la autocrítica, ver cómo fui creciendo cada año, y también encontrarme con mi curso fuera de las actividades académicas, estando todos en la misma sintonía para vivirlos al máximo. Al salir de Cuarto Medio y ser mi último año, puedo mirar lo recorrido y ver cómo logré formar este lindo grupo lleno de personas y formadores que en conjunto creamos esta historia. Eso es lo que me dejó este último Encuentro», cierra.