Con las etapas París y Roma, el Programa Amar es Servir (AES) de la Escuela de Educadores y Directivos de la REI puso fin a su ciclo 2023.
Cabe señalar que este programa está dirigido a educadores/as de todos los colegios y escuelas de nuestra red y se desarrolla en diversas etapas a lo largo de la carrera del docente. Hasta la fecha han participado más de 800 personas.
En la etapa París de este año – realizada entre el 01 y el 06 de octubre en la Casa de Retiros de Calera de Tango – participaron 19 educadores/as que fueron acompañados por Carola Puga, Susanne Karow y Cristián Rodríguez S.J. Esta es la tercera etapa del programa y en ella se busca integrar fe, cultura y razón, trabajándose además documentos fundantes de la Compañía de Jesús que ayudan a la comprensión del apostolado de educación y la fundación de colegios.
María Paz Arancibia, educadora del Colegio José Antonio Lecaros, participó en esta etapa. A su juicio, fue una experiencia especial, que responde a un llamado muy potente, y que tiene mucha formación académica, enfocada en la historia, la cultura y la fe, que desafía a quienes la viven a actuar en sus comunidades educativas.
“Lo más relevante, fue profundizar mis conocimientos sobre la educación jesuita. Me aportó mucho en mi formación refrescando aspectos históricos que nos tocan como profesionales, y, que nos permiten entender la historia de nuestra labor como educadores ignacianos. También contribuyó a la profundización de elementos que son clave en nuestras comunidades educativas. Entre ellos, la discusión sobre la misión de formar en fe, cultura y razón; el diagnóstico, propuesta y acción al que estamos llamados; la construcción de un lenguaje común y, sobre todo, es un aporte tremendo para la necesidad que tenemos de pausar para poner en práctica aspectos claves de nuestra espiritualidad”, dice.
Por su parte, la etapa Roma – efectuada entre el 22 y 27 de octubre en la Casa de Retiros de Calera de Tango – participaron 13 educadores. Esta es la cuarta etapa y última etapa del Programa y en ella se discierne sobre la disponibilidad al servicio y la vida en comunidad, aspectos centrales de esta experiencia, puesto que se espera que los educadores/as valoren el servicio como un estilo de vida y vuelvan a sus colegios y a su vida haciéndose disponibles desde su rol laical.
Fabiola Huircafil, educadora del Colegio San Mateo, vivió Roma. Señala que el principal aprendizaje adquirido fue unificar su vida intelectual con su vida espiritual. “Aprendí cómo ambas se unen para servir mejor, estar disponible y poner mis dones al trabajo que realizo. Unificar las dimensiones de «mi ser», lo trabajamos muy bien en los estudiantes, pero esta experiencia nos ayuda a hacerlo como profesores”, comenta.
Agrega que Roma es una tremenda contribución a su rol como educadora en un colegio ignaciano y a lo que más aporta es volver a la fuente, reconectarse con la base de nuestra espiritualidad, compartir con otros y hacerse parte de una red. “La territorialidad que habitamos en Chile es diversa y eso se hace patente en reencarnar un solo propósito que es formar personas y formarnos nosotros también dentro de la institución, es un trabajo dinámico que está en movimiento dentro de los colegios a través del currículum que es nuestro medio, pero en ese currículum lo que portamos es nuestra misión de vida y para mí eso es lo significativo”, concluye.
